Biograpy - Biografía
Luis Venturiello nacido el 18 de enero de 1973 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, vive desde chico obsesionado con crear y desarrollar esas cualidades a partir de su búsqueda interna.
Ya desde pequeño diseñaba sus juguetes y se veía interesado en la creación de mundos y personajes fantásticos. Fascinado por la historia, el arte y la música. Eso lo llevó a explorar la historieta y títeres confeccionados por él mismo.
Su necesidad para satisfacer una carrera Universitaria lo llevó a recibirse de diseñador gráfico en la Universidad de Morón, en el año 1999, desde allí empezó a volcar su deseo en su verdadera pasión, que iba a ser la pintura.
Con mucha avidez y contracción al trabajo, desde el 2000 empezó a asistir a diferentes talleres, entre ellos el de Estímulo de Bellas artes, Juan López Taetzel, Marisa Varela y Paulina Miguel.
Allí trabajó con diferentes materiales, Oleos, acrílicos, tintas, modelo vivo, representaciones de la naturaleza, que aun hoy siguen siendo opciones a la hora de sus creaciones.
Los motivos eran el de indagar en la forma, emplazándola de modo específico, según sea la temática que tratara. Consideraba a la forma como un elemento de conexión entre las diferentes temáticas, desde las cinético-geométricas, pasando por las expresionistas y las figurativas con matices simbólicos.
Alrededor de sus 30 años, tuvo un despertar espiritual que lo iba a transformar y que haría que su pintura fuese mutando hacia esa búsqueda interior. En 2009 realizó un viaje a Arizona, incursionando e investigando las costumbres de las culturas aborígenes; Cherokees y Hopis. Luego en 2010 a Perú y Bolivia, también realizaría un viaje que lo marcaría a la hora de reflejar el contenido de sus obras. Para finalmente viajar a España, y encontrarse con los pintores que siempre habrían marcado su niñez y juventud, más la cultura Europea con todo el bagaje que resuena en su interior.
También apasionado por la salud mental y la sanación, y ya recibido como Counselor (Consultor Psicológico) lo llevó a crear en un taller de arte llamado Sendero Interior, en donde la persona podía integrar el arte y el auto conocimiento, como modo de recuperación de su autoestima y ayudarla a su apertura perceptual.
Bebe de esas fuentes a la hora de crear y de realizar sus contenidos, la espiritualidad sin dogmas, la búsqueda interior, la integración de culturas, arquetipos, rituales, símbolos y personajes sin tiempo específico.
Se observa en sus obras un gran aprecio por la estética y la diversidad de formas y colores. Es una característica en ellas, la de provocar al espectador en esa búsqueda interna que lo lleva por los caminos de la integración. Dejar abierta la obra, para que encuentre, el espectador un lugar en donde encontrarse y descubrir nuevos mundos, que se hallan en él mismo.